Para ser honesta, esto es un tema que aún me cuesta trabajo entender. En el capitulo anterior te conté que solía enfocarme en lo material de mi vida, que si tenía esto o no, lo que me iba a hacer tener amigos, más dinero, lo que eso me hacía ser bla bla bla y al final terminaba igual. Sintiéndome perdida, vacía y sin un propósito o enfoque...
¿Alguna vez te has dado cuenta de que nuestras decisiones se rigen por nuestras emociones y nuestras emociones por nuestros pensamientos? Cuando inicié mi camino "mindfulness" una de las primeras cosas que aprendí fue que mi vida -lo que yo había vivido y decidido en ella-, era una realidad que sería completamente distinta a la de cualquier otro ser humano. Porque absolutamente nadie ha vivido o vivirá lo mismo que yo. Quizá tenga algunas experiencias compartidas con mi familia, mis amigos, mi novio, etc. Pero nunca voy a tener una vida idéntica a la de otro ser humano, ni los mismos pensamientos, reacciones o críticas; por lo tanto eso hace que cada uno de nosotros tengamos una realidad distinta.
Realidad que se basa en las emociones que he tenido en los eventos más importantes de mi vida (los buenos y también los malos). Es muy frecuente o hasta casi "normal" que si nos encontramos en una situación donde la interpretamos con dolor, enojo o alguna emoción negativa; buscamos culpables o nos culpamos para justificar nuestras propias creencias. Puede hacernos sentir mejor con nosotros mismos o tal vez todo lo opuesto, nos hundimos en un mar de culpa y eso puede en ocasiones llevarnos a sentir arrepentimiento de cómo nos comportamos, pero... si hubiera un método para parar con la culpa (ya sea tu propia culpa o la culpa que le echas a lo que hay a tu alrededor), ¿preferirías aprenderlo o seguir con los mismos resultados de siempre?
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Hace poco di con una herramienta muy importante y que en ninguna escuela nos llegan a enseñar. Honestamente la había practicado de forma inconsciente y estoy segura que muchos de ustedes lo hacen o han hecho en al menos una ocasión. Se trata de... ¡la empatía!
Una emoción que es poco explicada y enseñada. Podría darte términos psicológicos o filosóficos pero me tomarían horaaas explicarlos así que por ahora te daré mi propia versión de lo que es.
Cuando tenía 12 años comencé a subir de peso, no fue de un momento a otro sino que con los años empecé poco a poco a subir unos kilos más que el año anterior. Hasta que en el año 2014, teniendo diecisiete años pesaba 18 kilos más de lo que peso hoy en día. Durante esos años me sentía muy mal conmigo misma, me odiaba, me veía al espejo y juzgaba cada pedacito de mi cuerpo y me culpaba por ser "fea". Fue un momento muy difícil en mi vida porque lo único que pensaba era en todo lo que comía y sentía mucha presión por ser perfecta, a tal punto que llegue a tener problemas alimenticios, subía y bajaba de peso. Detestaba que hicieran bromas sobre mi peso o que me llamaran por apodos como cachetitos porque me lo tomaba muy mal y me juzgaba todavía más. Me comparaba mucho con cualquier mujer que estuviera a mi alrededor, que las piernas, el abdomen, la cara... hasta que un día dije ¡BASTA!
Ese día lloré toda la noche porque me di cuenta de todo el daño que me había hecho en el transcurso de los años, todo esos pensamientos negativos que ocupaban mi mente un 75% del tiempo, y me perdoné, todas las criticas que me di a misma, todas las acciones negativas que le hice a mi cuerpo. Fue justo a finales de año cuando esto ocurrió e iniciando el 2015 me propuse bajar de peso de la manera correcta, cuidándome, amándome en el proceso. Y así dio inicio mi camino, me puse a leer libros, busque herramientas como la meditación, la ley de atracción, el agradecer cada bocado que le daba a mi comida, hacía ejercicio todos los días y si me faltaba motivación, también empecé a entrenar mi mente para que estuviera consciente de que iba a lidiar con mi mente, mi ego desmotivándome. Sabía que eran pasos de bebé y no solo físicos sino también emocionales y mentales. En ese año me descubrieron cierto nivel de alergia a la lactosa y el gluten, los cuales provocaban que mi intestino delgado fallara constantemente a la hora de ingerirlos con frecuencia. Me di cuenta que tenía relaciones que no eran sanas en mi vida y comencé a tomar las riendas y la responsabilidad de mi cuerpo, mente y espíritu.
Y poco a poco fue como regresé a mi peso normal.
Un tiempo después entendí que en realidad toda acción que tomé, funcionó porque fui empática conmigo misma en todo el proceso, me respete, me entendí y me perdoné. El resultado fue mil veces más valioso que las primeras veces que intenté bajar de peso. Porque dedique mi tiempo a cuidarme y cuando me lo di a mí misma, le pude ir dando el mismo trato a la gente que está en mi alrededor. Entendí que cada quien tiene batallas con las que lidian diario, tanto con ellos mismos como con la gente con la que convive cada quien y créanme saber eso me he librado de muchas emociones e impulsos negativos.
Hoy cuido mis palabras, si me cacho yo misma juzgando a alguien o juzgándome, lo revierto; agradezco algo que tengo en mi vida. Me tomo un momento para pensar mis respuestas antes de sacar mi enojo hacia alguien. Hoy observo en lugar de opinar; observo esos pequeños detalles que la gente hace, aquellos chiquitos que ni siquiera se da cuenta uno cuando los hace. Hoy escucho más a los que amo y libero mis creencias de controlar lo que no puedo controlar.
"Que las cosas no se vean como tu quieres, no significa que están mal."
La empatía es entender que tú tienes una realidad y que todo ser humano tendrá una distinta a como es la vida. Es decir: lo que yo piense y decida no significa que este bien o que este mal y por eso me abro a escucharte y respetar tu realidad y quien eres.
Claro que como absolutamente todo, sentir empatía por todo nuestro interior y exterior será un entrenamiento día a día que tu puedes elegir, así como yo lo hago. Siempre que siento la espinita de que voy a enojarme, retrocedo y respiro, libero cualquier emoción que esté sintiendo para tener claridad de lo que está realmente ocurriendo y entonces poder decidir lo que haré. Regla de oro en mi vida: siempre es bueno observar y escuchar antes de opinar o intentar ayudar. Y no les miento, en muchas ocasiones he perdido la batalla y me dejo llevar por los impulsos, los sentimientos que tenga en el momento, pero es también cuando más empática debo ser conmigo misma porque equivocarse es de humanos y me recuerdo que aún sigo aprendiendo.
Actividad:
Bueno ya que hicimos nuestra carta y ahora es tiempo de iniciar un nuevo capítulo. El pasado es eso: pasado. No hay forma de cambiarlo y para lo único que nos sirve estar aferrados a el, es solo para hacernos victimas y culpar nuestros resultados del presente. La única forma en la que el pasado vive es si tu lo mantienes en tus memorias. Así que comencemos un capítulo con tu nuevo yo.
Si tu futuro no tuviera límites de dinero, de tiempo, de lo que sea que creas que es tu límite, ¿Cuáles serían tus metas? Escríbelas claras y muy detalladas, escribe el lapso de tiempo que te tardarás en cada una y si debes tomar pasos previos para hacerlo. La idea es visualizar tu vida que a partir de hoy vas a crear.
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